Cómo radicalizó Mao a los campesinos para matar a los propietarios

20 de Marzo de 2017 12:21 AM Actualizado: 22 de Marzo de 2019 10:17 PM

La palabra del día para hoy es “clasicidio”, que significa “exterminación de una clase” en vez de una etnia, raza o religión.

El término se aplica muy bien a un período poco conocido y poco registrado de la historia china, que comenzó a fines de los 40 y que finalizó a principios de los 50. Justo antes de que el líder del Partido Comunista Chino, Mao Zedong tomara el poder, un asociado de él proclamó en 1948 la intención del PCCh: “30 millones de propietarios de tierra y campesinos ricos deberán ser destruidos”.

Mao, a diferencia de los soviéticos que usaron las fuerzas de la NKVB y la KGB para sus persecuciones políticas, movilizó al campesinado chino para matar a los propietarios de tierra y otras clases consideradas con privilegios. Empezó en 1946 luego de que los comunistas de Mao se ganaran el corazón de millones de chinos pobres y gente de campo rica, lanzando una campaña de reforma. No obstante, había un obstáculo en el camino hacia sus intentos de redistribución: los propietarios de tierra.

Justo luego de  que la reforma agraria fuera política de la recién formada República Popular de China, el biógrafo de Mao, Philip Short dijo que los campesinos conducidos por Mao “se corrieron violentamente a la izquierda“. Millones murieron.

Mao fue acusado en 1949 de ser un dictador, pero respondió que esa era la intención: “Mis queridos señores, tienen razón, esto es justamente lo que somos”, escribió según China File, un proyecto del Centro de Relaciones EE.UU. China de Asia Society. Según Mao, los comunistas en el poder pueden ser dictatoriales contra “perros sueltos del imperialismo”, “la clase propietaria y la burguesía burocrática” y los “reaccionarios y sus cómplices” que estaban asociados con la oposición del Kuomintang. Por supuesto, los comunistas decidieron quiénes contaban como “perros sueltos”, “reaccionarios” o incluso “propietarios”.

Según China File, los “propietarios” no era más que una etiqueta conveniente que impulsó Mao y el partido comunista:

No había propietarios de tierra allí, solo campesinos, algunos eran más ricos que otros. La violencia que explotó no fue espontánea, sino cuidadosamente orquestada. Por varias semanas, a la gente se la excitaba hasta el frenesí por cuadros del partido en manifestaciones públicas, luego los armaban con palos, azadas o incluso armas de fuego y los lanzaban contra aquellos con un poco más de educación, un poco más de tierra o una vivienda apenas más linda.

En esta clase de salvajismo pandillero (pensar en lo que sucedió con los judíos en los pueblos polacos durante el gobierno Nazi), la avaricia, envidia y los resentimientos personales son instintos humanos útiles a la explotación de los funcionarios. Ya que las categorías de clase eran casi siempre arbitrarias y los instigadores de violencia usualmente venían de afuera, la gente era enfrentada una contra la otra, amigos contra amigos, niños contra sus padres. Ese era el objetivo. A través de la violencia organizada, el partido hizo a todos cómplices del caos que ocasionó. El objetivo era romper con el lienzo de la vida china tradicional, dejando al partido como el único foco permitido de lealtad y autoridad.

Según el historiador Frank Dikötter, quien escribió con sumo detalle las crónicas de la brutalidad de Mao “Muchas de las víctimas eran golpeadas hasta morir y algunas fusiladas, pero en muchos casos eran primero torturadas para que revelaran sus pertenencias —reales o imaginadas”.

No se sabe bien exactamente cuántos murieron, según R.J. Rummel en el libro “China’s Bloody Century: Genocide and Mass Murder Since 1900”, pero él postula que unos 4,5 millones de propietarios de tierra y campesinos adinerados murieron en las campañas de reforma agraria. En tanto, Short estima que posiblemente hayan sido un millón los propietarios y sus familias que fueron asesinados, pero la cifra de muertos “pudo haber sido dos o posiblemente tres veces mayor”.

La cifra de muertos de Rummel está apoyada por reportes individuales, que incluye uno de un maestro de escuela católica de un pequeño pueblo de unos 800 habitantes, quien dijo que 20 propietarios habían sido ejecutados. Un funcionario comunista chino, estimó que al menos 190.000 fueron ejecutados en la provincia de Guangxi. Mao mismo dijo que sólo 800.000 propietarios y campesinos ricos habían sido asesinados.

Más allá de cuántos murieron, “en los tres primeros años de la fundación” de la China comunista, los “propietarios como clase cohesiva, que ha dominado la sociedad rural” desde la dinastía Han más de 2000 años atrás, “simplemente dejaron de existir”, dijo Short.

El clasicidio fue sólo uno de los muchos métodos de Mao y de los líderes del Partido Comunista Chino que le siguieron para apuntar a grupos en varias campañas de expropiación de tierras.

Se estima que el comunismo ha matado al menos 100 millones de personas, no obstante sus crímenes no han sido recopilados y su ideología aún persiste. La Gran Época busca exponer la historia y creencias de este movimiento, que ha sido una fuente de tiranía y destrucción desde su surgimiento.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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