La prensa, sustracción de órganos y China: una entrevista con Ethan Gutmann

19 de Abril de 2015 5:15 AM Actualizado: 15 de Abril de 2019 10:51 PM

Un escritor y periodista galardonado revisa la prensa internacional sobre la sustracción forzada de órganos en China. Ethan Gutmann es el autor de “The Slaughter” (Prometheus, 2014) y “Losing the New China” (Encounter, 2004). Ha escrito mucho sobre asuntos de China para publicaciones como el Wall Street Journal Asia, Investor’s Business Daily, Weekly Standard, National Review y el World Affairs Journal, y ha dado testimonio en Ginebra, las Naciones Unidas y los parlamentos de Ottawa, Canberra, Dublin, Edinburgh y Londres. Un ex analista de políticas extranjeras en la Institución Brookings que apareció en las cadenas de televisión PBS, CNN, BBC y CNBC.

Shelley B. Blank: Buenos días Ethan, y felicitaciones por su nuevo libro, “La Masacre” ¿Dónde lo puede conseguir la gente?

Ethan Gutmann: Gracias Shelley. Vayan a los sitios de Amazon, Barnes & Noble, o Random House para los impresos. Aquí en Londres la mayoría de las librerías grandes tienen una copia o dos. Por supuesto, si quieren empezar inmediatamente pueden pagar extra —no me preguntes, Shelley, a mí también me parece contra intuitivo— y bajar una edición electrónica en un minuto. La edición en alemán será publicada en un mes o dos. Creo que veremos una edición en audio en chino, checo y posiblemente incluso en inglés a fines de este año.

Sr. Blank: ¿Tiene alguna diferencia leer la edición electrónica? Déjame poner la pregunta en términos más amplios: sobre este tema particularmente alarmante de la sustracción de órganos por parte del gobierno en China, ¿qué diferencias notas entre los lectores digitales y la prensa internacional versus los lectores no digitales y la prensa tradicional?

Sr. Gutmann: He visto al menos un estudio que demuestra, y esto corrobora mi propia experiencia, que la retención del libro electrónico es significativamente menor. Eso no significa que leer un libro en un dispositivo electrónico es una pérdida de tiempo. No significa que se saltea. Yo ciertamente lo hago. Y si estás leyendo en una computadora, el mundo en línea entero —amigos, entretenimiento, sexo, noticias— está a un clic de distancia. Ese último punto es relevante a tu pregunta. Cada vez más, la mayoría de los artículos noticiosos se escriben para la web, específicamente diseñados para un espacio donde la gratificación inmediata está cerca. Los artículos web sobre la sustracción de órganos en China no son la excepción.

Incluso el activismo (investigación, llamadas telefónicas, manifestaciones, etc.) están siendo remplazadas por el compartir memes dramáticos en redes sociales. Hey, a mí me gusta que me presenten como un héroe de los derechos humanos tanto como a cualquier otro, pero no puedes decir mucho con un meme. Es un pedacito que simplemente dice que a gente inocente le están sustrayendo sus órganos. No emplea evidencia. No persuade a un nivel profundo. No hay tiempo para eso. En tal mundo, “La Masacre” se vuelve nada más que un talismán, una reliquia, un objeto para mostrar que hay evidencia en algún lado y que hay gente real siendo torturada y asesinada. De hecho los hay. Y aun así esta gente no es simplemente víctimas sin rostro. Tenían nombres, familias y personalidades. ¿Piensas que la mayoría de los, esencialmente de buen corazón, individuos occidentales que hacen pasar estos memes por la web tienen idea de cuáles son esos nombres? Yo intenté hacer las víctimas reales e interesantes en mi libro. En realidad esa es la razón por la que escribí el libro, pero mucha gente simplemente no desacelera lo suficiente para leer. Los periodistas que escriben para Internet sutilmente usan eso.

Por eso el conocimiento general sobre la sustracción forzada de órganos en China no avanza realmente; la prensa no construye sobre los hallazgos previos. Es todo nuevo: ¡Las mujeres británicas usan crema para el rostro con colágeno de prisioneros ejecutados! ¡El informe “Cosecha sangrienta” dice que Falun Gong está siendo matado! ¡Dios, los chinos anunciaron de pronto que dejarán de cosechar prisioneros! Todas esas frases ya han sido reportadas antes. Repetidamente. Y aun así, hay noticias reales que informar; nosotros los que investigamos este tema, Kilgour y Matas, La Gran Época, la WOIPFG (Organización Mundial para Investigar la persecución a Falun Gong), DAFOH (Médicos contra la sustracción forzada de órganos), hemos hecho grandes progresos en entender la sustracción de órganos china a través de los años. Siempre hay algo nuevo.

Sr. Blank: Usted dijo “a través de los años”. ¿Cuántos han sido? Quizá este sea un buen punto para pedirle que comparta sus pensamientos y recuerdos sobre un colega que falleció hace poco: el periodista Danny Schechter.

Sr. Gutmann: La investigación sobre las sustracciones de órganos comenzó en 2006. Vayamos un poco más lejos. Danny Schechter era un amigo y “co-conspirador” sobre mis primeros proyectos en China. De hecho, el primer reporte en video que hice sobre Falun Gong, la primera manifestación en D.C., fue hecha en compañía con Danny en agosto de 1999. Políticamente, podríamos ser una pareja dispareja, pero Danny, como primer autor occidental de un extenso libre sobre la represión a Falun Gong, siempre plantaba su lanza donde otros izquierdistas tenían miedo de pisar. Y allá lejos en 2000, él predijo que la actual represión a Falun Gong podría “escalar a una tragedia comparable con algunas de las pesadillas de la historia más aterradoras”. Qué premonitorio. Nunca olvidaré a ese hombre.

Sr. Blank: Con el actual desastre humanitario de la sustracción de órganos con apoyo estatal chino en mente, ¿cómo piensa que la literatura digital y las comunicaciones multimedia han cambiado la manera de tratar con las noticias?

Sr. Gutmann: Es una paradoja, pero en realidad la apatía está creciendo.

Sr. Blank: ¿Quiere decir que tenemos más cobertura de comunicaciones, pero menos respuesta pública? ¿Menos gente capta la información? ¿El volumen de información está haciendo colapsar su significado?

Sr. Gutmann: Sí, en el sentido de que el gran volumen de atrocidades globales, y su naturaleza explícita, en el caso de ISIS, ejecuciones hermosamente fotografiadas que incluyen niños y demás, colapsa los sentidos. Por ejemplo, acabamos de enterarnos que ISIS está sustrayendo órganos. No hay comparación con el número de inocentes que son sometidos a lo mismo en los hospitales militares chinos por supuesto, ¡pero intenta decírselo a alguien que acaba de ver un video de un hombre quemado vivo! En nuestro mundo conectado, el mal también se desparrama rápidamente. En el caso de la sustracción de órganos, como un virus. Luchamos, pero pagamos el precio de la fatiga de la compasión. La paradoja es que cuando se trata de China, no hay abundancia de información. El volumen de información útil es de hecho, muy pequeño. Por eso cada historia individual de un refugiado, cada hecho, es tan terriblemente preciado.

Sr. Blank: En China, el gobierno tiene ahora la capacidad de cortar las comunicaciones y noticias como una canilla. Usted apareció ante comités gubernamentales en temas como el “Escudo de oro” y Cisco Systems y habló de su “capacidad de vigilar servicios de chat y correo electrónico, identificar IPs y todas las comunicaciones previas de la persona, y luego ser capaces de seguir la posición de la persona. Y luego el arresto se lleva a cabo”.

Sr. Gutmann: Esa es la realidad en China, sí. En occidente, Internet crea la ilusión de que estamos conectados, lo vemos todo, como un dios. Tenemos un amigo de Facebook de China y pensamos que conocemos China. No conocemos China y ellos tampoco; ellos viven en un cubículo elaboradamente construido en China. Ese es el significado real de la Internet Gran Hermano. Y ese templado autoritario tiene un futuro, una que va más allá de China, y más allá de las advertencias a occidente de Assange o Snowden. Las compañías occidentales pueden haber continuado el viaje en muchos casos, pero lo que han ayudado a construir es mucho más inteligente y peligros que cualquier cosa que la NSA haya creado.

Sr. Blank: Usted ha entrevistado a más de 100 testigos incluyendo supervivientes de Falun Gong, doctores, policías y administradores de campos. Ha dicho que 65.000 practicantes de Falun Gong fueron asesinados por sus órganos desde 2000 a 2008 y que entre 450.000 y un millón de practicantes de Falun Gong han sido detenidos alguna vez. Y hay víctimas de otros grupos: uigures, tibetanos, cristianos de hogares. Como periodista, ¿cómo se siente sobre la manera en que la prensa internacional reporta este desastre? ¿Y qué más cree usted que debería estar haciendo la prensa?

Sr. Gutmann: Le pediría a la prensa que deje de reinventar la rueda, y que comience a hacer investigación primaria propia. Entre Kilgour, Matas y mi propio trabajo, se puede encontrar un mapa de ruta a enormes áreas sin explorar en el entendimiento de la sustracción de órganos en China, por ejemplo en la composición de turistas de órganos de occidente. Es un amplio territorio, listo para ser explorado.

Sr. Blank: ¿Cree que la profesión médica estadounidense puede hacer algo más para cambiar esta situación, además de lo que están haciendo ahora?

Sr. Gutmann: Shelley, ellos son los mayores jugadores en la mesa. Los chinos anunciaron que dejaron de sustraer de prisioneros el 1 de enero de 2015. En realidad hicieron promesas muy similares desde 2012. Sin embargo, esta vez dejaron un costado abierto: los prisioneros tienen permitido ser donantes voluntarios bajo el nuevo orden. No está claro cómo se cuentan los prisioneros y de hecho, los números de trasplante y donación están desconectados cada vez más con cualquier realidad plausible. Aun así, el establishment médico occidental está considerando seriamente reconocer públicamente a los chinos por el falso anuncio. ¡Aparentemente son demasiado amables como para siquiera mencionar el concepto de verificación!

Recientemente me pidieron que escribiera un artículo apuntado a los médicos estadounidenses rogándoles que no procedan con su plan. Puede parecer trivial, pero me causó cierta resistencia emocional escribir ese artículo porque estaría simplemente repitiendo las palabras finales de mi libro: “Ninguna entidad occidental posee la autoridad moral para permitir que el partido impida la excavación de un crimen contra la humanidad a cambio de promesas de reforma médica. Como mecanismo de supervivencia de nuestra especie, debemos contextualizar, evaluar, y en última instancia aprender de cada descenso humano hacia el homicidio en masa. No importa si al final los historiadores concuerdan en que la sustracción de órganos hace eco de la corrupción médica de la Unidad 731 o de la brutalidad sistémica del Archipiélago Gulag, o los métodos de conversión de la Inquisición Española. Lo crítico es que hay una historia. Y solo las familias de las víctimas pueden absolver al partido de su peso”.

Sr. Blank: ¿Qué piensa que pueda dar resultados positivos y llamar la atención sobre este desastre internacional?

Sr. Gutmann: Debemos usar las herramientas a mano. Sí, Internet promueve un corto periodo de atención donde los tuits y memes son rey, y Wikipedia es tratada como una fuente con autoridad. No obstante, Internet ha promovido una idea muy poderosa: todos podemos participar. Y tú puedes. Igual que alejarse de una fogata en un campamento para ver las estrellas del cielo nocturno, quizá debas alejarte de la pantalla por un momento. Lea “La Masacre”, ¡léalo críticamente! Lea “Cosecha sangrienta”. “Órganos del Estado” también. Luego desarrolle su propia investigación sustantiva, su propio proyecto creativo y su propia marca de activismo. Las herramientas pueden, de hecho, haber cambiado, pero la lucha contra el mal parece ser eterna.

“Cautivante, horroroso, enfurecedor y absolutamente admirable … lea este libro”, —Bill Kristol, reseña de “La Masacre”.

Shelley B. Blank ha trabajado con grandes periódicos nacionales e internacionales como periodista, como también ejecutivo corporativo. Produjo programas para Public Radio y enseñó en comunicaciones multimedia modernas y tecnología.

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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