Capítulo 11: Profanación de las artes (ACTUALIZADO)

Traducción en partes del libro: “Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo”

Por The Epoch Times
27 de Julio de 2018 6:45 PM Actualizado: 19 de Mayo de 2021 2:23 PM

La Gran Época publica aquí entregas traducidas del inglés de un nuevo libro: “Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo”, del equipo editorial de “Nueve comentarios sobre el Partido Comunista chino”.

Tabla de contenidos

1. El arte: Un obsequio divino

2. La inmensa influencia de las artes sobre la humanidad

3. El sabotaje y el abuso del arte por parte del comunismo
a. El arte en países comunistas
b. Los elementos comunistas detrás de las vanguardias artísticas
c. Inversión de la estética tradicional: lo feo es arte
d. La perversión de la literatura

4. El retorno del arte verdadero

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1. El arte: Un obsequio divino

Durante los largos años de civilización humana, el hombre ha reflexionado sobre qué es la verdadera belleza. Las personas de fe saben que todas las maravillas del mundo provienen de lo divino. El arte profundo es un intento de emular y exhibir la belleza del Cielo en el mundo humano. La inspiración proviene de una fuente divina, y los artistas pueden convertirse en figuras destacadas en sus ámbitos si reciben la sabiduría y bendición divina.

Con una fuerte fe y devoción en lo divino, grandes artistas del Renacimiento utilizaron al máximo sus talentos para crear obras de alabanza a Dios. Artistas del periodo del Alto Renacimiento, incluyendo a Leonardo Da Vinci, Michelangelo y Rafael, lograron una técnica que superó por mucho a sus predecesores y sus pares, como si fuera un milagro. Sus obras maestras –incluyendo pinturas, esculturas y arquitectura– se convirtieron en clásicos eternos para el mundo del arte.

Durante siglos, estas obras fueron un ejemplo noble para la humanidad. Al apreciar estas obras, no solo los artistas de las siguientes generaciones pueden estudiar las técnicas artísticas puras, sino que la gente en general también es capaz de sentir y ver la presencia divina. Cuando se preservan estas obras, las técnicas que las crearon y el espíritu que impregnaba a los artistas, la sociedad humana puede mantener una conexión con lo divino. Así, aun si la sociedad humana atraviesa un periodo de decadencia y deterioro, habrá esperanzas para retornar a la tradición y un camino hacia la salvación.

Los mismos principios prevalecen en el ámbito de la música. Como dice un dicho que, según se cree, se habría originado en un teatro de ópera alemán: “Bach nos dio la palabra de Dios. Mozart nos dio la risa de Dios. Beethoven nos dio el fuego de Dios. Dios nos dio la música para que podamos rezar sin palabras”. Durante toda su vida, Johann Sebastian Bach consideró a la alabanza, la adoración y la devoción a Dios como el principio más alto en la creación de su música. En todas sus partituras importantes, se pueden ver las letras SDG –una abreviatura para “Soli Deo gloria”, que significa “Gloria solo a Dios”.

El nivel más alto que puede alcanzar un artista es la materialización de objetos celestiales en el mundo humano mediante una revelación divina. Todas las grandes pinturas y esculturas, y las composiciones más sublimes de la música antigua, barroca y del clasicismo, fueron obra de creyentes religiosos y representan el pináculo de la obra artística que el hombre puede alcanzar.

Los tres elementos más importantes de la creación artística son la representación, la creación y la comunicación. Todas las creaciones artísticas tienen un tema, es decir, el mensaje que el artista quiere comunicar más allá de la forma que tome la obra –sea un poema, una pintura, una escultura, una fotografía, una novela, una obra de teatro, una coreografía de danza o una película. El artista emite el tema hacia los corazones del lector, oyente o espectador. Este proceso es la comunicación, la transmisión de la mente del artista hacia el receptor.

Para lograr el objetivo de comunicar, el artista debe poseer una habilidad magnífica para imitar y representar –sea que el objeto de imitación sea el mundo de los dioses o el del hombre, o incluso el inframundo. La creación artística es un proceso de refinamiento de los elementos más profundos o esenciales del objeto a representar. Requiere que el artista fortelezca su capacidad de comunicar y llegar al corazón del público. Si el artista posee una fe recta en lo divino y en la moral, los dioses lo dotarán con la inspiración para crear. Tales obras serán entonces divinas, puras y benevolentes, y beneficiosas tanto para el artista como para la sociedad.

Por otro lado, cuando el artista abandona los estándares morales, elementos negativos se apropian del proceso creativo y fuerzas malignas ejercerán su influencia y usarán al artista para describir creaciones espantosas y monstruosidades del inframundo. Obras de este tipo dañan al autor y a la sociedad en general.

El valor de las artes ortodoxas y tradicionales se vuelve así claro. La cultura y el arte divino en Oriente y Occidente eran conexiones que unían a lo divino con la civilización humana y el propósito era ponerlos en contacto. Las ideas y los mensajes transmitidos mediante este arte son la belleza, la benevolencia, la luz y la esperanza. Por otro lado, las obras de “arte” corrompidas son creadas por personas bajo el control de elementos malvados. Ponen una división entre el hombre y lo divino y arrastran al hombre hacia el lado del mal.

2. La inmensa influencia de las artes sobre la humanidad

Las grandes obras de arte transmiten un patrimonio, difunden conocimiento y sabiduría y fortifican el carácter. Han tenido una posición eminente en las grandes civilizaciones de Oriente y Occidente.

Pitágoras, el antiguo matemático y filósofo griego, creía que el secreto de la música radica en su imitación de la armonía de los cuerpos celestiales, la cual a su vez refleja la armonía del universo.

Los antiguos chinos tenían una perspectiva similar. Los Tratados sobre la Música y la Armonía tratan sobre la correspondencia de la música con los cinco elementos (metal, madera, agua, fuego y tierra), y cómo los instrumentos musicales están construidos para representar y emular los patrones del Cielo y la Tierra. Solo de esta manera se puede lograr la “música del mejor estilo”, la cual exhibe “la misma armonía que prevalece entre el Cielo y la Tierra” [1]. Este tipo de música no solo era capaz de atraer aves divinas como la grulla y al fénix, sino que también era una invitación para que las deidades honraran la ocasión con su presencia.

Confucio dijo: “[La Dinastía Zhou] contempló a las dos dinastías que le precedieron; su forma es refinada y elegante. Yo sigo a Zhou” [2]. Él admiraba la manera en que los legendarios emperadores chinos gobernaban con rituales y música: “El Emperador-Sabio Shun inventó un instrumento musical de cinco cuerdas, al cual llamó qin, con su melodía cantaba sobre la suave brisa de verano del sur, y hete aquí que su imperio anduvo sobre ruedas [bajo la influencia de su música]” [3]. Estos ejemplos ilustran los edificantes efectos de la música pura y recta.

La música del Príncipe de Qin divide el frente del enemigo, compuesta por el gran emperador de la Dinastía Tang, Li Shimin, era respetada por los grupos étnicos que vivían en los alrededores del reino Tang. El Nuevo libro de Tang registró que en un viaje al Oeste para buscar las escrituras budistas, el rey de un remoto Estado indio le dijo al monje Xuanzang: “Vuestro emperador debe ser un santo, ya que compuso La música del Príncipe de Qin divide el frente del enemigo”. [4]

Durante el reinado de Luis XIV, la corte real francesa desplegaba una gran elegancia a través de la danza y el arte. La danza contenía no solo técnicas de movimientos, sino también etiqueta y normas sociales. Luis XIV inspiró a Europa a través del arte y la cultura de su corte y otros reyes lo imitaron, al igual que la población de Europa en general.

Federico el Grande de Prusia no solo fue un destacado rey, sino también un consumado músico, compositor y flautista. Él ordenó la construcción de la Ópera de Berlín, supervisó la ópera personalmente y la abrió a más clases sociales. Hasta el día de hoy, la ópera sigue siendo una parte importante de la cultura alemana. Estos pocos ejemplos dejan en claro la perdurable influencia que el arte ortodoxo puede ejercer sobre una sociedad.

El arte recto se ajusta a la ley natural, imita la sabiduría divina y tiene energía y efectos especiales. Tiene un impacto beneficioso sobre la gente, tanto física como espiritualmente. En su comunión con el tema de la obra, los grandes artistas no solo trabajan al nivel físico y técnico, sino también al nivel espiritual, que es más importante. Tales artistas a veces expresan una sensación de experimentar una fuerza superior que trasciende el mundo físico. El efecto es similar a cantar una oda a Dios –una experiencia solemne y divina que trasciende el lenguaje humano.

Detrás del arte verdadero yace la sabiduría acumulada de un pueblo, su creatividad e inspiración. Suelen haber significados profundos que van mucho más allá de lo que se ve en la superficie. Algunas obras transmiten un tipo especial de energía espiritual. Todo esto tiene un efecto sobre los espectadores a un nivel profundo y espiritual. El efecto es singular e irremplazable.

Un artista magnífico puede influir en la moral de la sociedad, inculcando valores en los corazones de las personas mediante conmovedoras historias e imágenes. Aun aquellos sin mucho aprendizaje o educación pueden entender, inspirarse y beneficiarse de las lecciones morales del arte tradicional. En las sociedades tradicionales, consideremos cuántas personas aprendieron a distinguir lo correcto de lo incorrecto, y el bien del mal, mediante historias folklóricas como “Hansel y Gretel” y “Blancanieves”.

En China, ¿cuántas generaciones aprendieron de las cuatro grandes novelas (Los bandidos del pantano, Viaje al Oeste, Romance de los Tres Reinos y Sueño en el pabellón rojo) y de las artes tradicionales del teatro y la narración de historias? Tales obras permiten a la gente sentir la grandeza divina y la hace querer asimilarse a los principios celestiales.

Los valores degenerados también ejercen una influencia invisible mediante el arte. El profesor de Escritura de Guiones Robert McKee escribió en su libro Historia: Sustancia, Estructura, Estilo y los Principios para Escribir Guiones: “Cada historia eficaz nos envía una idea cargada, y consigue que la idea penetre en nosotros de tal forma que debamos creerla. De hecho, el poder persuasivo de una historia es tan grande que debemos creer su significado aun si la encontramos moralmente repelente”. [5]

El arte puede tener un tremendo impacto –tanto positivo como negativo– sobre la moral, el pensamiento y el comportamiento humano. 

El “Efecto Mozart”, por ejemplo, ha llamado la atención en todo el mundo. La comunidad científica ha realizado una serie de estudios sobre la influencia positiva de la música de Wolfgang Amadeus Mozart sobre la gente y los animales. En 2016, un estudio más profundo sobre el efecto Mozart descubrió que su música tiene un efecto positivo en la función cognitiva y el comportamiento del ser humano. Sorprendentemente, reproducir la música de Mozart en reversa tiene el efecto opuesto. La música atonal moderna del compositor austríaco Arnold Schoenberg tiene un efecto similar a reproducir a Mozart en reversa, lo que demuestra sus cualidades negativas. [6]

Comparada con la música atonal, la música de rock tiene un efecto aún más negativo. Un investigador compiló datos de dos ciudades similares y descubrió que la ciudad donde la radio y la televisión transmitían un gran número de canciones de rock tenía un 50% más de casos de embarazos fuera del matrimonio, abandono de escuela, muertes de jóvenes, crímenes, etc [7]. Algunos tipos de música de rock incluso glorifican el suicidio. Un comentarista, al hablar sobre una canción de un famoso cantante de rock que fue enjuiciado numerosas veces por padres de sus jóvenes seguidores, escribió: “Ciertamente se puede considerar que sus ritmos oscuros y letras depresivas fomentan el suicidio, y es un hecho irrefutable que hay jóvenes que acabaron sus vidas al escucharla repetidamente” [8]. Es común que los adolescentes que se suicidan lo hagan como lo describen las letras de rock, e incluso muchos músicos de rock han caído en la depresión y la drogadicción, o se quitaron la vida.

Otro conocido ejemplo de arte con un uso negativo es la película de propaganda nazi El triunfo de la voluntad. A pesar de que la directora, Leni Riefenstahl, dice que meramente hizo un documental, el film de propaganda mostraba una gran maestría artística. Las grandiosas escenas y exhibiciones de fuerza hacían que el público resonara con la energía y el poder que transmitía. Varias de sus innovadoras técnicas de filmación y su poderío técnico tuvieron una influencia en la industria del cine durante décadas. Sin embargo, la obra también se convirtió en una pieza crucial de propaganda para Hitler y la Alemania Nazi, y se lo conoce como uno de los films de propaganda más exitosos de la historia. Un obituario para Riefenstahl publicado en el periódico británico The Independent en 2003, decía: “El triunfo de la voluntad ha seducido a muchos hombres y mujeres sabios, los ha persuadido para admirar en vez de despreciar, y sin duda le ha hecho ganar amigos y aliados a los Nazis en todo el mundo”. [9]

Entender el gran poder del arte puede ayudarnos a entender mejor la importancia del arte tradicional y por qué los elementos malvados quieren socavarlo y sabotearlo.

3. El sabotaje y el abuso del arte por parte del comunismo

Dado que el arte tiene un efecto tan grande para cambiar la sociedad, no es de sorprender que el comunismo lo utilice para lograr su objetivo de manipular socialmente al hombre y así llevarlo hacia su destrucción.

a. El arte en países comunistas

Los partidos comunistas conocen el poder del arte y convierten a todas las formas artísticas en herramientas para avanzar en su lavado de cerebro. Muchas personas han ridiculizado al Partido Comunista Chino (PCCh) por otorgarles a cantantes y actores rangos de generales militares. Se preguntan cómo civiles que no han tenido un entrenamiento con armas ni con la guerra pueden calificar para ser generales. El PCCh cree que estas personas son tan importantes como los hombres entrenados en lo militar para promover y defender la secta comunista –o quizás hasta más cruciales. Desde ese punto de vista, sus rangos militares concuerdan perfectamente con los principios del partido. Como dijo Mao Zedong, “Debemos también tener un ejército cultural, el cual es absolutamente indispensable para unir a nuestras propias tropas y derrotar al enemigo”. [10]

Las presentaciones artísticas en países comunistas son diseñadas para que la gente se olvide de las miserias que sufren bajo el régimen comunista y para cultivar su lealtad al partido a través del arte. Este efecto de propaganda –llamado “trabajo de pensamiento”– no puede lograrse usando meramente el poder marcial.

La ceremonia de apertura de las Olimpiadas de Beijing que presentó el PCCh –por la cual los contribuyentes tuvieron que pagar una enorme cantidad– es comparable con el festival Arirang de canción y danza a gran escala de Corea del Norte y con los grupos de ballet de la ex Unión Soviética. Todos sirven a las necesidades del partido.

En septiembre de 2011, cuando el Ministerio de Cultura del PCCh presentó el supuesto festival de cultura china “China: Una nación de artes” en el John F. Kennedy Center for the Performing Arts de Washington, D.C., incluyó la conocida obra de propaganda del PCCh, el ballet “El destacamento rojo de las mujeres”, el cual promueve el odio de clases y la violencia comunista.

Si el arte ortodoxo –cercano a lo divino y promotor de valores tradicionales– tuviera permitido existir junto con el arte controlado por el Partido –utilizado para lavar el cerebro al público–, entonces este último perdería su monopolio y no tendría efecto. Es por esto que todos los países comunistas mantienen una estricta censura sobre las artes y la industrial editorial.

b. Los elementos comunistas detrás de las vanguardias artísticas

Durante siglos, el arte clásico ha sido transmitido de generación en generación. Esta tradición ha continuado hasta el siglo XX, donde terminó de manera abrupta. La transmisión y herencia del arte fueron alteradas por un movimiento radical de vanguardias y el arte comenzó a degenerarse rápidamente. Como dijo el artista Robert Florczak: “Lo profundo, lo inspirador y lo bello fueron reemplazados por lo nuevo, lo diferente y lo feo. […] Los estándares declinaron hasta que no hubo estándares. Todo lo que quedó fue la expresión personal” [11]. Así la humanidad perdió su sentido universal de lo estético.

La fuente de esta sarta de nuevos movimientos artísticos está estrechamente relacionada con las tendencias ideológicas influenciadas por el comunismo. Muchos de estos artistas eran abiertamente comunistas o paracomunistas de algún tipo, o habían sido influenciados por estas ideologías.

Georg Lukács, el comisionado cultural húngaro de la Internacional Comunista y fundador del Marxismo Occidental, fundó la Escuela de Frankfurt. Una de las tareas de la escuela era establecer una “nueva forma cultural”, abandonando la cultura tradicional. Esta nueva forma cultural comenzó excluyendo al arte que buscaba representar lo divino. Como lo puso Herbert Marcuse, socialista alemán y representante de la Escuela de Frankfurt: “El arte protesta estas relaciones [sociales existentes] y al mismo tiempo las trasciende. Por lo tanto, el arte trastoca la conciencia dominante, la experiencia común” [12]. Es decir, los marxistas reclutaron al arte en la revuelta contra lo divino y en la subversión de la moral. Este tipo de perspectivas dominan la dirección del arte moderno.

Gustave Courbet, fundador de la escuela realista francesa, participó de la Comuna de París. Fue elegido como miembro del comité de la Comuna y como presidente de la radical Federación de Artistas. Courbet se dedicó a transformar el sistema antiguo y a establecer nuevas direcciones artísticas. Ordenó a la Federación demoler un monumento neoclásico, la Columna Vendôme (que luego fue reconstruida). Courbet negaba que los seres humanos hayan sido creados por Dios y estaba decidido a usar el arte para expresar la cosmovisión del proletariado y del materialismo. Es conocido por señalar: “Nunca he visto ángeles o deidades, por lo que no estoy interesado en pintarlos”. [13]

Courbet creía que la reforma de las artes era realmente una revolución. En nombre de la pintura que él llamaba “realista”, reemplazó la belleza con fealdad. Sus pinturas de desnudos, por ejemplo, se enfocaban en representar los genitales femeninos en particular –supuestamente un acto revolucionario– como manera de rebelarse, transgredir la tradición y de alguna manera incitar el activismo comunista. El pensamiento y la vida de Courbet son un ejemplo de la estrecha conexión entre la ideología comunista de la revolución y el arte moderno.

Bajo la influencia del pensamiento modernista, el fervor revolucionario de los artistas de fines del siglo XIX produjo una serie de movimientos en el mundo del arte. A diferencia de las escuelas tradicionales de expresión artística, estos eran movimientos de vanguardia que explícitamente buscaban romper con la tradición. Los intelectuales socialistas fueron los primeros en utilizar el término “vanguardia”, o “avant-garde” en francés, para describir movimientos artísticos que concordaban con sus aspiraciones políticas.

A fines del siglo XIX, estas influencias produjeron el impresionismo. Desde entonces, los artistas modernos abandonaron las exigencias de la pintura al óleo tradicional, incluyendo la necesidad de precisión, proporción, estructura, perspectiva y transiciones entre luces y sombras. El neoimpresionismo (puntillismo) y el postimpresionismo que le siguieron se centraron en la exploración de los sentimientos personales del artista. Figuras representativas de dicha escuela incluyen a Georges-Pierre Seurat y a Vincent van Gogh, y ambos se inclinaban hacia el socialismo. Van Gogh tenía problemas con el alcohol y al final de su vida sufrió una enfermedad mental, y sus pinturas parecen reflejar el mundo que experimenta una persona bajo el efecto de las drogas.

Las obras de arte contienen los mensajes que sus creadores quieren transmitir. Durante el apogeo del Renacimiento, los artistas transmitían compasión y belleza a su público. Comparemos eso con los artistas contemporáneos, quienes exudan mensajes negativos y oscuros. Los artistas modernos abandonan sus propios pensamientos y permiten que entidades fantasmales de bajo nivel los controlen. Ellos generalmente son incoherentes y desorientados, y así son sus obras –oscuras, negativas, confusas, grises, depresivas, decadentes y desordenadas.

Luego del impresionismo vinieron el expresionismo y el fauvismo, seguidos por el cubismo de Picasso. En 1944, Picasso se unió al Partido Comunista Francés. En su carta “Por qué me convertí en comunista”, dijo: “Mi adhesión al Partido Comunista es la consecuencia lógica de toda mi vida, de toda mi obra. […] Sí, tengo conciencia de haber luchado siempre a través de mi pintura, como un verdadero revolucionario. Pero ahora he comprendido que esto no basta; estos años de represión terrible me han demostrado que debo combatir no solamente con mi arte, sino con todo mi ser”. [14]

Picasso instó a romper con los métodos clásicos de la pintura. Para él, todo era un pedazo de masa para recoger y moldear como le pareciera. Cuanto más escalofriantes eran sus obras, más feliz se ponía. El proceso de crear imágenes monstruosas es el proceso de destruir una imagen al punto de que nadie puede entenderla. Incluso Georges Braque, el artista moderno que cofundó el cubismo junto con Picasso, al ver Les Demoiselles d’Avignon de Picasso quedo “horrorizado por su fealdad e intensidad”. Picasso había estado “bebiendo aguarrás y escupiendo fuego”, actuando más como un animador de carnaval que un artista, dijo. [15]

Marcel Duchamp, uno de los pioneros del movimiento artístico Dada, también quiso subvertir y rebelarse contra la tradición con su exhibición y utilización de objetos. Él reutilizaba objetos y los convertía en las tales ‘instalaciones’ de arte. Duchamp, conocido como el padre del arte conceptual, promovía la idea de que cualquier cosa podía ser considerada arte. El movimiento dadaísta es en sí un proyecto comunista, tal como lo evidencia el manifiesto de los dadaístas de Berlín, que abogaban por una “unión revolucionaria internacional de todos los hombres y mujeres creativos e intelectuales sobre la base del comunismo radical”, además de “la inmediata expropiación de la propiedad y la alimentación comunal para todos” y la “construcción de ciudades de luz y jardines que pertenecerán a la sociedad en su conjunto y prepararán al hombre para un estado de libertad”. [16]

La crítica del dadaísmo a la tradición evolucionó hacia el surrealismo en Francia, representado por el comunista André Breton, quien promovía la revolución. Él estaba en contra de la supuesta represión que provocaban la razón, la cultura y la sociedad –perspectivas típicas de los artistas modernos de Europa en esa época.

Los movimientos artísticos que ampliaron estos principios incluyen al arte abstracto, al minimalismo, el arte pop y el posmodernismo. El arte abstracto se trata de la expresión emocional de rebelión, desorden, vacío y evasión de la realidad. El pisoteo de los valores morales es evidente en todas estas vanguardias del arte de hoy. En su forma más indignante, estos artistas crean obras que profanan abiertamente la imagen de figuras religiosas como Jesucristo.

No todos los artistas modernos apoyan la política de izquierda, pero claramente hay ideas en común con el pensamiento comunista, es decir, el rechazo a lo divino y el intento de reemplazarlo como punto de partida para entender la vida humana. Estas ‘artes’ llegaron a ejercer una influencia cada vez mayor en la esfera pública y han llegado a marginalizar por completo al arte clásico.

c. Inversión de la estética tradicional: lo feo es arte

Las numerosas escuelas de arte moderno que han aparecido y se han desarrollado comparten varias cosas en común: la estética convencional está invertida, toman a lo feo como bello y el objetivo es estremecer, incluso al punto de ser tan espantoso como lo permita la imaginación del artista.

Marcel Duchamp firmó su nombre en un mingitorio y lo llamó “Fuente”, y su idea era exhibirlo ante el público en Nueva York. Aunque el objeto no llegó a exhibirse, el gesto de Duchamp fue considerado una broma inteligente entre sus colegas del mundo del arte, y artistas y académicos posteriores han llegado a considerarlo la cima de la creatividad. Este es el ambiente en el mundo del arte, la pintura clásica con caballete ha sido marginada y el arte de la instalación se ha vuelto prominente. En 1958, Yves Klein realizó la exposición ‘Vacío’ en la Galería Iris Clert de París. Las obras en exhibición resultaron ser paredes blancas, vacías.

Una importante figura de la vanguardia alemana de posguerra, Joseph Beuys, cubrió su cabeza con miel y láminas de oro y se puso a murmurar sin parar durante tres horas con una liebre muerta en sus brazos en su obra “Cómo explicar imágenes a una liebre muerta” de 1965. Según la perspectiva de Beuys, cualquiera puede ser un artista. Hay una anécdota en la que un espectador frustrado le cuestionó: “Hablas de cualquier cosa bajo el sol, ¡excepto arte!” A lo que Beuys habría respondido: “¡Cualquier cosa bajo el sol es arte!” [17]

En 1961, Piero Manzoni, una figura clave del avant-garde, dijo que metió sus propias heces en 90 latas, a las cuales llamó obras de arte, y las puso a la venta con el nombre de “Merda d’artista” (Mierda de artista). En 2015, una de las latas se vendió en Londres por un precio récord de 182,500 libras, unos USD 240,000, cientos de veces el precio de su peso en oro. También firmó con su nombre los cuerpos de mujeres desnudas como parte de una serie a la que llamó “Sculture viventi” (Escultura viva).

En China hubo un “artista” desnudo que cubrió su cuerpo con miel y aceite de pescado para atraer a las moscas. La profanación del cuerpo parece tener la intención de comunicar la idea de que la vida es barata, fea y asquerosa. En el documental de la BBC Beijing Swings sobre “artistas extremos” en China, el llamado arte de performance incluía el consumo de un feto humano. En medio de la condena del público que consideró a dicho arte como “espantoso”, el crítico de arte Waldemar Januszczak, presentador del documental, reveló sin querer la verdadera naturaleza del mismo al decir: “Vale la pena tratar de entender por qué China está produciendo el arte más horrible y oscuro de todo el mundo” [18]. De hecho, este es el resultado de perseguir la naturaleza demoníaca. Algunas de estas supuestas “obras de arte” modernas son tan sucias y descaradas que exceden lo que la gente normal puede soportar mentalmente. Tales comportamientos del avant-garde es la Revolución Cultural del mundo del arte.

Quienes apoyan al modernismo se sienten como patos en el agua con la tendencia, pero es duro para los artistas que verdaderamente dominan la técnica de pintura. Los artistas plásticos y escultores que se adhieren a la tradición, que dominan su arte mediante una meticulosa práctica, han sido excluidos del mundo artístico. John William Godward, el pintor neoclasicista de la Inglaterra victoriana asociado a la Hermandad Prerrafaelita, se sintió discriminado porque su estilo de pintura realista clásico dejó de ser popular con el ascenso de las obras modernistas de Picasso. En 1922 se suicidó, y se dice que en su nota de despedida escribió: “El mundo no es lo suficientemente grande para mí y un Picasso”. [19]

Para arruinar la música se adoptaron métodos similares. La música auténtica se conforma a la teoría y el orden musical. La afinación musical y los tonos y escalas que produce derivan de patrones naturales armoniosos. El universo creado por lo divino es armonioso. Los humanos son capaces de apreciar y formar parte de la armonía del universo, creando así belleza, dado que los humanos también son una creación divina.

La música atonal moderna rechaza las ideas de tonos, acordes y melodía, y carece de orden y estructura. Dicha música es una revuelta contra la música clásica impartida por lo divino. La música atonal viola la armonía del universo, por eso es que muchos oyentes la encuentran desagradable. Los músicos modernistas argumentan, basados en sus retorcidas teorías de la estética, que los oyentes deben entrenar sus oídos para acostumbrarse a esa música a fin de poder disfrutarla.

Schoenberg, uno de los fundadores de la música moderna, presentó el “sistema de doce tonos”, una estructura fundamentalmente atonal que marcó la creación de la técnica musical anticlásica. La música de Schoenberg fue considerada como la negación de toda la cultura musical alemana hasta ese entonces, una traición al gusto, el sentimiento, la tradición y todos los principios de la estética. Los alemanes de esa época describieron a su música como “cocaína”: “Tocar [la música de] Schoenberg significa lo mismo que abrir un bar de cocaína para la gente. La cocaína es veneno. La música de Schoenberg es cocaína” [20]. En generaciones posteriores, un crítico musical lo evaluó así: “Es una medida de la inmensidad del logro del hombre que, cincuenta años después de su muerte, todavía puede vaciar cualquier sala sobre la Tierra”. [21]

Lo que llevó a la amplia aceptación de Schoenberg fueron las teorías musicales de Theodor W. Adorno, una importante figura de la Escuela de Frankfurt. En su obra de 1949, Filosofía de la música moderna, Adorno caracterizó a Schoenberg como el “máximo exponente del modernismo en la música” y explicó el método de composición de doce tonos de Schoenberg como la culminación de la intención de otorgar a la música “un estatus autónomo y autosuficiencia estructural en respuesta al dominio omnipresente de la ideología capitalista”. El apoyo filosófico de Adorno hacia Schoenberg allanó el camino para que generaciones posteriores de compositores y críticos musicales aceptaran el sistema de Schoenberg [22]. Desde entonces, numerosos músicos han emulado a Schoenberg, y su estilo vanguardista ha tenido un gran impacto en el mundo de la música de posguerra.

Después de destruir la tradición con música moderna, el arte vanguardista utilizó al rock and roll para suplantar el rol de la música clásica en la vida de la gente. Sidney Finkelstein, el principal teórico musical del Partido Comunista de EE. UU., declaró abiertamente que había que eliminar los límites entre la música clásica y la popular. Más o menos en esa época, la música de rock fuertemente rítmica se iba afianzando en Estados Unidos a medida que la música clásica y tradicional era excluida y marginada.

Las características del rock and roll incluyen sonidos discordantes, melodías sin estructura, compases de ritmo fuerte y conflictos emocionales –bastante similar a la idea de lucha del comunismo. De acuerdo con Registros del Gran Historiador, del historiador antiguo más importante de China, Sima Qian, solo cuando un sonido concuerda con la moral puede ser llamado música. En general, tanto las vidas como las composiciones de los músicos de rock giran en torno al sexo, la violencia y las drogas.

El rock and roll, junto con otros sonidos modernos como el rap y el hip hop, se fueron haciendo populares en Estados Unidos. Los raperos hacen alarde de su rebelión contra la tradición y la sociedad mediante el uso de drogas, lenguaje obsceno y comportamiento violento y rebelde. A medida que decae la moral de la sociedad en general, tales “formas de arte”, antes consideradas productos de subculturas, se han abierto paso hacia la sociedad general e incluso sedes importantes de espectáculos buscan presentarlas.

Hasta ahora nos hemos enfocado en las circunstancias actuales en el mundo del arte y de la música. De hecho, todo el mundo artístico se ha visto gravemente impactado, y la influencia del movimiento del arte moderno se puede ver en la desviación de las ideas, métodos y habilidades tradicionales en ámbitos como el de la escultura, la arquitectura, la danza, la decoración, el diseño, la fotografía, el cine y más.

Muchas personas relacionadas al arte moderno están fuertemente influenciadas por la ideología comunista. Por ejemplo, la fundadora de la danza moderna, Isadora Duncan, era bisexual y atea. Ella se oponía al ballet, y decía que era algo feo y antinatural. En 1921, junto con 150 niños que apenas tenían algún entrenamiento en danza, presentó en Moscú su obra “La Internacional”, basada en el himno comunista, ante las élites del Partido Comunista, incluyendo a Vladimir Lenin. [23]

En cuanto a por qué existen estas desviaciones y por qué se vuelven tendencia –y hasta la corriente dominante en la sociedad– esto está estrechamente relacionado con la manera en que el comunismo ha corrompido las artes tradicionales inspiradas en lo divino. Por supuesto, esto no es evidente en la superficie y la situación pareciera ser una especie de autoengaño ampliamente aceptado: la noción de que si tiene alguna teoría detrás, entonces es arte.

Si la gente presta atención a las diferencias entre el arte vanguardista y el arte tradicional, se darán cuenta de que los artistas del Renacimiento no solo usaban al arte para alabar a Dios, sino que también presentaban la belleza de una manera inspiradora, que provocaba sentimientos de verdad y bondad en el corazón humano. Así, ayudaban a mantener la moral de la sociedad.

Por otro lado, las diversas formas mutantes de las vanguardias intentan revertir todos los logros del Renacimiento, “para destruir el potencial inspirador –por lo tanto, burgués– del arte, la literatura y la música, para que el hombre, despojado de su conexión con lo divino, vea que su única opción creativa es la revuelta política”. Fealdad que está “nutrida tan cuidadosamente por la Escuela de Frankfurt que ha corrompido nuestros esfuerzos culturales más elevados” y la cultura popular, a su vez, se vuelve “abiertamente bestial”, escribió un académico [24]. Admirar e idolatrar a la fealdad hace que emerja el lado oscuro de las personas; pensamientos decadentes, depravados, violentos, malvados, entre otros, ganan fuerza. La búsqueda de la fealdad ha llevado a deconstruir y afear escenas de lo divino, la moral y la sociedad, e incluso blasfemar directamente a lo divino. Esto no solo ha alejado a los seres humanos de lo divino y los valores tradicionales, sino que también los ha alejado de su propia naturaleza divina innata.

d. La perversión de la literatura

La literatura es una forma de arte especial. Utiliza el lenguaje para transmitir la sabiduría que lo divino otorgó al ser humano y también deja un registro de las valiosas experiencias que fueron formando a la humanidad. Las dos grandes epopeyas de la antigua Grecia, La Ilíada y La Odisea, retratan una compleja serie de eventos en torno a la Guerra de Troya, describiendo vívidamente una historia épica de dioses y hombres. Las virtudes de valentía, generosidad, sabiduría, justicia y templanza que son alabadas en las epopeyas se han convertido en una importante fuente del sistema de valores de los griegos y de toda la civilización occidental.

Debido a la gran influencia que tiene la literatura, los elementos malvados la utilizan para controlar a las personas, elaborando y promoviendo obras de literatura que imparten la ideología del comunismo, difaman a la cultura tradicional, destruyen la moral de la gente y difunden el pesimismo y una actitud de pasividad y de sinsentido hacia la vida. La literatura se ha convertido en una de las herramientas principales que el comunismo utiliza para controlar al mundo.

En la historia de la Unión Soviética y del PCCh, a fin de lavar el cerebro al público en general, los respectivos partidos comunistas les dijeron a sus intelectuales que retrataran, mediante técnicas tradicionales, la vida del proletariado y el concepto de conciencia de clase para así explicar la ideología y las políticas del partido comunista. Esto dio lugar a una gran cantidad de obras literarias de propaganda, incluyendo las novelas soviéticas El torrente de hierro y Así se rompió el acero, y las obras del PCCh La canción de los jóvenes, El sol brilla sobre el río Sanggan, entre otras, todas las cuales tuvieron un enorme impacto. El Partido Comunista califica a este estilo de obras como “realismo socialista”. Mao generalizó la función de este tipo de literatura como “servir a los trabajadores, los campesinos y los soldados” y “servir al proletariado” [25]. La capacidad de este tipo de literatura para inocular la ideología es evidente y bien conocida. Sin embargo, el uso de la literatura por parte del comunismo para destruir a la humanidad no se limita a esto.

Lo siguiente resume algunos de los principales objetivos y efectos que tiene la literatura de influencia comunista.

Utilizar la literatura para destruir a la tradición

Un paso principal para la destrucción de la humanidad ha sido calumniar la civilización tradicional que lo divino concedió a la humanidad. Sea en China o en Occidente, los elementos comunistas utilizan a los intelectuales con pensamientos modernos para crear y promover obras que distorsionan o difaman a la cultura tradicional.

Durante el Movimiento de Nueva Cultura de China, el autor Lu Xun se hizo famoso por atacar agresivamente a la tradición y denunciar la antigüedad de China. En su primera novela, Diario de un hombre loco, el protagonista declara que toda la historia china podía resumirse en dos ideogramas: “come hombres”. Lu Xun recibió elogios de Mao como “el abanderado más grande y valiente de esta nueva fuerza cultural” y “el comandante en jefe de la Revolución Cultural de China”. Mao también dijo: “El camino que tomó fue el camino mismo de la nueva cultura nacional de China”. [26]

En Europa en 1909, el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti publicó el Manifiesto Futurista, que abogaba por un rechazo total a la tradición y por celebrar a las máquinas, la tecnología, la velocidad, la violencia y la competencia. El poeta y comunista ruso Vladimir Mayakovsky publicó el manifiesto Cachetazo en el rostro del gusto del público en 1913, en el que expresó su determinación a desvincularse de la literatura tradicional rusa.

Defender retratos espantosos como la ‘realidad’ 

Hoy en día, intelectuales y artistas utilizan a la literatura y las artes para retratar cosas o escenas que son feas, extrañas y horrorosas con la excusa de que están meramente mostrando las cosas como son.

El arte tradicional transmite armonía, elegancia, claridad, control, decoro, equilibrio, universalidad e ideales, lo cual requiere de selección y elección. Según la perspectiva de los artistas modernos, tales obras no pueden ser consideradas realistas. Tal perspectiva en realidad se origina de un malentendido sobre el origen y la función del arte. El arte se origina en la vida diaria, pero debería trascender la vida diaria para deleitar e instruir. Debido a esto, durante el proceso creativo los artistas deben seleccionar, refinar y procesar lo que quieren retratar.

Enfocarse ciegamente en ese entendimiento sobre el realismo restringe artificialmente los límites de la vida y el arte. Si este tipo de realismo es arte, entonces todo lo que cada uno ve y escucha sería arte, en cuyo caso, ¿para qué gastar tiempo y dinero formando artistas?

Corromper los valores morales 

Pretextos como “expresar tu verdadero ser”, y dar rienda suelta a la “corriente de la conciencia” han llevado a la gente a abandonar los estándares morales tradicionales y a entregarse al lado demoníaco de la naturaleza humana.

El poeta y comunista francés André Breton definió al surrealismo como un “automatismo psíquico en su estado puro, mediante el cual uno propone expresar –verbalmente, por medio de la palabra escrita o de cualquier otra manera– el funcionamiento verdadero del pensamiento. Dictado por el pensamiento, en ausencia de cualquier control ejercido por la razón, exento de cualquier preocupación estética o moral”. [27]

La escritura de la “corriente de la conciencia” y la “escritura automática” surrealista están estrechamente relacionadas. Influenciados por la psicopatología de Sigmund Freud, algunos escritores de Occidente comenzaron a experimentar con la escritura de la corriente de la conciencia desde principios del siglo XX. Tales escritos suelen tener argumentos simples y se enfocan en los procesos de pensamiento internos y privados de personajes insignificantes (antihéroes) mediante relatos compuestos de pensamientos dispersos.

Los seres humanos contienen el potencial tanto de bondad como de maldad. Una vida debería dedicarse a la constante elevación de sus estándares morales y a la cultivación de la virtud mediante el autocontrol. En la sociedad moderna, muchas personas experimentan malos pensamientos y deseos. Ponerlos en exhibición para que el público los consuma es equivalente a contaminar la sociedad.

Desatar el lado oscuro del hombre como ‘crítica’ y ‘protesta’

Bajo la influencia del sentimiento antitradicionalista, escritores y artistas del mundo libre de Occidente consideran a todas las leyes, regulaciones y códigos morales como restricciones y supresiones. Ellos ven problemas en la sociedad moderna y en la debilidad de la naturaleza humana, pero en vez de tratarlos con racionalidad, promueven el individualismo extremo mediante la crítica y la protesta, y se entregan a sus deseos.

Utilizan formas degeneradas para expresar la supuesta resistencia, mientras refuerzan el lado oscuro de su propia naturaleza y se entregan al odio, la pereza, el deseo, la lujuria, la agresividad y la búsqueda de fama. La falta de autocontrol moral no resolverá ninguna cuestión social, y en cambio, las empeorará.

Durante el movimiento de contracultura de los años 1960, el poeta estadounidense Allen Ginsberg se convirtió en el representante de la Generación Beat y aún sigue siendo adorado hoy en día por quienes quieren rebelarse contra la sociedad. Su poema “Aullido” describe estilos de vida y estados mentales extremos, incluyendo el alcoholismo, la promiscuidad sexual, las drogas, la sodomía, la automutilación, la prostitución, el ataque violento, el robo, el vagabundeo y la locura.

A medida que el movimiento contracultura se fue institucionalizando, “Aullido” llegó a ser considerado un clásico de la literatura y fue incluido en numerosas colecciones literarias. Ginsberg admitió haber sido un comunista cuando “era un niño” y que no se arrepentía de ello [28]. Idolatraba a Fidel Castro y a otros dictadores comunistas y promovía la homosexualidad y la pedofilia. Ginsberg es un claro representante de los puntos en común entre comunismo y el individualismo extremo.

Difusión de pornografía

Desde principios del siglo XX, comenzó a aparecer contenido sexual explícito en obras literarias, algunas de las cuales estaban llenas de dicho contenido y aun así fueron consideradas clásicos de la literatura. Muchos comentaristas e intelectuales abandonaron sus responsabilidades sociales y elogiaron a tales obras pornográficas como verdaderas obras maestras del arte. Muchos valores morales tradicionales se basan en una relación apropiada entre los sexos y en el autocontrol. Romper con tales restricciones, sin importar lo noble que suene la justificación, afecta y destruye la moral.

Deshumanizar a la gente

En las últimas décadas, a medida que la cultura se fue volviendo cada vez más confusa, aparecieron una gran cantidad de géneros de ficción, incluyendo obras de suspenso y horror, lo sobrenatural y la fantasía. A través de tales obras, los elementos de bajo nivel pueden controlar los cuerpos y mentes de las personas, lo que resulta en la deshumanización de los seres humanos.

Hay un dicho que dice que tres pies de hielo no se acumulan en un día de frío. Hace falta un largo periodo de tiempo y la participación de muchos ámbitos para degradar a la literatura al punto que se convierta en una herramienta del mal. El Romanticismo amplió los temas que la literatura cubría sobre la vida privada e interior de la gente, y algunos fenómenos feos y bizarros –incluyendo estados mentales extremos y dementes– se presentaron para consumo público. Varios poetas británicos románticos fueron apodados “La escuela satánica” debido al contenido inmoral de sus poemas.

El realismo usa la excusa de presentar la realidad para expresar el lado degenerado de la naturaleza humana. Es así que ciertas obras enfatizan los pensamientos retorcidos y la conducta inmoral. Un crítico llamó al realismo como “romanticismo en cuatro patas” [29].

La filosofía del naturalismo, como la promovía Jean-Jacques Rousseau, atribuía la decadencia de la moral humana al ambiente social y a la genética familiar, removiendo así la responsabilidad moral del individuo. El esteticismo promueve el “arte por el arte mismo” y dice que el arte simplemente sirve para brindar un estímulo sensorial y que no conlleva ningún imperativo moral.

De hecho, todo arte tiene efectos sutiles, profundos y duraderos en el sentido moral. Negar la responsabilidad moral del arte es abrir la puerta para que se metan cosas inmorales. Aunque algunas escuelas literarias generaron ciertas obras de buena calidad, también produjeron obras horribles. Los elementos negativos son obviamente el resultado de la decadencia de los valores morales, y esto en efecto allanó el camino para que la ideología comunista destruyera a la humanidad mediante la literatura.

Cuando una persona escribe algo, su estándar moral y su estado mental se reflejan en su obra. Con la decadencia general de la moral humana, la mentalidad negativa de los escritores se vuelve dominante. Esto ha creado numerosas obras que en vez de apuntar a hacer emerger la bondad en la gente, arrastran a las personas hacia el infierno.

4. El retorno del arte verdadero

El arte tiene un poder enorme. Una buena obra de arte puede rectificar el corazón humano, elevar la moral, armonizar el yin y el yang e incluso permitir que los seres humanos se conecten con el Cielo, la Tierra y los seres divinos.

En el siglo pasado, el espectro del comunismo se aprovechó de la malicia y la naturaleza demoníaca del hombre, motivando la creación de una enorme variedad de supuesto “arte”. Esto llevó a la gente a rebelarse y blasfemar a lo divino, oponerse a la tradición y a dar un vuelco a la moral. Esto ha tenido el efecto de convertir a gran parte de la sociedad en algo demoníaco, a un grado tal que sería tremendamente estremecedor para una persona de los tiempos antiguos.

Comparadas con la belleza de las artes tradicionales, las obras modernas son extremadamente feas. Los estándares estéticos humanos han sido destruidos. El arte de vanguardia se ha convertido en el arte dominante y maneja vastas sumas de dinero, mientras que las artes nobles y tradicionales han sido denigradas.

El arte ha sido manipulado para convertirlo en un vehículo para que la gente se entregue a sus deseos y dé rienda suelta a su naturaleza demoníaca. Los límites entre belleza y fealdad, elegancia y vulgaridad, bondad y maldad están difusos o ya ni existen. Lo grotesco, lo caótico y lo oscuro han tomado el lugar de los valores universales. La sociedad humana está llena de mensajes demoníacos y los seres humanos están siendo arrastrados por un camino de decadencia y destrucción.

Solo al elevar la moral y regresar a la fe y la tradición podrá la humanidad ver otro renacimiento de las artes. Solo entonces podremos ver toda la belleza, nobleza y esplendor que puede alcanzar el arte y lo que está destinado a ser.

A continuación: Capítulo 12, Parte 1

Actualizado el 22 de junio de 2020

Referencias

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2. Confucius 孔子, Lun Yu 論語 [The Analects of Confucius] (New York: Ballantine Books, 1999), 3.14. [In Chinese]

3. Sima Qian, “A Treatise on Music,” in Records of the Grand Historian, trans. Burton Watson, vol. 24, 3rd ed. (New York: Columbia University Press, 1995).

4. Ouyang Xiu 歐陽脩 and Song Qi 宋祁, Xin Tang Shu 新唐書 [New Book of Tang], vol. 237 (1060). [In Chinese]

5. Robert McKee, Story: Style, Structure, Substance, and the Principles of Screenwriting (New York: ReganBooks, 1997), 129–130.

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9. Val Williams, “Leni Riefenstahl: Film-maker Who Became Notorious as Hitler’s Propagandist,” The Independent, September 10, 2003, https://web.archive.org/web/20090830045819/http://www.independent.co.uk/news/obituaries/leni-riefenstahl-548728.html.

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28. Allen Ginsberg, “America,” Selected Poems 1947–1995 (New York: HarperCollins Publishers Inc., 2001).

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