Legendarios cimientos de la civilización china: Reinado del emperador Yu el grande

Por The Epoch Times
10 de Marzo de 2020 12:44 AM Actualizado: 11 de Marzo de 2020 12:05 PM

Este es el octavo de una serie de artículos escritos por el personal de La Gran Época que describe los fundamentos de la civilización china y expone la visión del mundo tradicional chino. La serie examina el curso de la historia de China, mostrando cómo figuras importantes ayudaron en la creación de la cultura china de inspiración divina. Esta entrega cubre el reinado y el legado de Yu el Grande.

Después de poner bajo control la catastrófica inundación que había asolado a China durante décadas, Yu el Grande se convirtió en un importante hombre de estado en tiempos del emperador Shun. Trabajando con otros prestigiosos funcionarios como el ministro de agricultura Hou Ji y el administrador de la ley Gao Tao. La tarea de Yu era manejar la burocracia en sí.

Luego de que la inundación fuera sometida, quedaba por ver cómo China podría ser unificada. Los estragos del desastre estaban lejos de poder ser reparados y reinaba el caos. Por ejemplo, en las regiones ocupadas por el pueblo de San Miao, un régimen despótico y rebelde que el emperador Yao había vencido, volvió a cobrar fuerzas nuevamente.

Yu el Grande apeló al emperador Shun para que le permitiera calmar el malestar entre la gente de San Miao. “Mis cualidades morales son limitadas”, dijo Shun. “Pero la fuerza de las armas no es el camino”. Yu tomó esto en serio y pasó tres años influyendo en San Miao utilizando la virtud en lugar de la violencia.

Un diagrama de los documentos imperiales de la dinastía Qing los cuales muestran los “cinco grados de subordinación” creados por el emperador Yu. (Dominio público/Wikimedia Commons)

Abdicación de Shun

Un día, a los catorce años de su reinado, el emperador Shun estaba realizando las odas de Shao con un grupo de subordinados cuando comenzó una gran tormenta. Los poderosos vientos amenazaban incluso las construcciones de madera y muchos de los instrumentos que tocaban se rompieron. Mientras sus subordinados entraron en pánico, Shun a sus 80 años mantuvo la calma.

“De hecho, no puedo considerar este reino solo mío para gobernarlo”, el emperador habló en la oración, se levantó y se arregló la ropa y el sombrero. “Los cielos de agosto me están dando una muestra de que es mi deber seguir los pasos del emperador Yao y renunciar para darle paso a un hombre de inteligencia e integridad”.

En cuanto a sus cortesanos y ministros, Shun no vio a ninguno mejor que Yu en su dominio de la moral y las virtudes. Por lo tanto recomendó a Yu a los cielos de agosto y oró por su sucesión. ¿No debería ser Yu, el que asuma esta responsabilidad?, que la lluvia caiga más pesada y el trueno suene más fuerte para que yo pueda ver un aviso de mi necedad. Pero si es él, el que debe ser, por favor que pare la tormenta.

No antes de que estas palabras fueran pronunciadas, la lluvia y el trueno desaparecieron y dieron paso a la luz del sol.

El siguiente año, hubo avistamiento de un dragón azul, lo que complació enormemente al emperador Shun y a sus subordinados. Todos vinieron a inclinarse y cantarle a su gobernante, creyendo que el augurio era un signo de su gran virtud.

Pero Shun, percibiendo que los cielos deseaban algo diferente, cantó una canción diferente. En la canción anunció sus intenciones de abdicar en favor de un gobernante sabio y dejar el gobierno.

Efectivamente, más presagios aparecieron. En el año 42 del reinado de Shun, la hierba y el bosque no se marchitaron, ni siquiera con la aparición del otoño. Esto, comentó Yu, era debido a que la energía del elemento de madera (uno de los cinco elementos en el entendimiento tradicional chino) estaba en prosperidad.

Al oír esto, Shun se rió y respondió que las virtudes de Yu pertenecían a las del elemento madera, el cual absorbe el agua y es simbolizado por el color verde o azul celeste.

Junto con la aparición del dragón azul, Shun proclamó que la exuberante vida vegetal caducifolia, era una señal auspiciosa del cielo de que era hora de que Yu asumiera el deber del gobierno imperial.

De esta manera, el emperador Shun abdicó en un ritual solemne. Se encargó de asegurar que se reflejara en todos los detalles la ceremonia que el emperador Yao había tenido décadas antes.

La primera dinastía

Al emperador Yu se le atribuye la fundación de la dinastía Xia, la primera en la civilización china. Originalmente quiso continuar la tradición de abdicar en favor de un sabio nombrado, como había sido el caso con los emperadores Shun y Yao, pero todos los ministros le solicitaron que Qi, el hijo de Yu, heredara el trono.

Una vasija trípode china de la dinastía Shang, Museo de Shanghai. (Mountain / CC BY-SA 3.0/ Wikimedia Commons)

Al ascender al trono, Yu el Grande primero ofreció los rituales de sacrificio al cielo, a la tierra y a los dioses. Luego oró al cielo le concediera sabiduría para administrar el país.

A través de graduales estudios, Yu investigó la inscripción de Luo y de ahí derivaron las teorías de gobierno de Hongfan Jiuchou. Estas contenían los nueve deberes del emperador.

Según las historias clásicas chinas, el gobierno del emperador Yu sentó las bases para el feudalismo chino, un sistema en el que los duques y príncipes rinden homenaje a un soberano común con el fin de otorgarle su lealtad. En una gran reunión de nobles en el Monte Tu, Yu tenía todo el bronce que le entregaron como tributo de los nueve estados feudales, lo fundió y moldeó nuevamente en nueve recipientes ancestrales con inscripciones e imágenes elaboradas.

Los nueve recipientes representaban cada uno de los estados feudales y personificaban el mandato del cielo, es decir, el derecho de Xia, para gobernar teniendo como observador a la divinidad. Tras la destrucción de Xia, la dinastía Shang heredó los recipientes, los cuales volvieron a cambiar de manos hace unos 3.000 años, cuando los Shang fueron vencidos por la dinastía Zhou.

“Ley del Corazón”

Yu también hizo una contribución importante a la espiritualidad china. Se dice que el nuevo emperador dejó un mandamiento de dieciséis palabras acerca de la moralidad humana y la cultivación ascética, pero el concepto fundamental consiste en la enseñanza de Xinfa, la “ley del corazón”.

Según la tradición china, el objeto de la vida humana no era entendido como la satisfacción del deseo terrenal, sino la búsqueda de uno mismo y alinearse con el Tao o el Camino. La voluntad de seguir el Tao, que el emperador Yu enseñó, era la verdadera esencia de la humanidad, es decir, ser uno con el cielo, la tierra y la naturaleza en el camino para convertirse en un hombre superior e incluso una divinidad.

Al mismo tiempo, estas nobles aspiraciones son vulnerables cuando se enfrentan al placer sensorial humano, el cual si se deja sin control lleva a la maldad y a la depravación, dijo Yu.

De la leyenda a la historia: reflexiones sobre la era de Yao, Shun y Yu

Yao, Shun y Yu el Grande son recordados como sabios gobernantes enviados por mandato divino para establecer las formas básicas de la tradicional civilización china. Establecieron una cultura que hizo hincapié en la armonía moral y la convivencia de los cielos, la tierra y la humanidad. Los gobernantes en estas eras abdicaron de sus cargos para nombrar a sabios después de cuidadosas ceremonias para adivinar el mandato celestial.

Por su gran compasión, el emperador Yao promovió la moralidad y la virtud entre la gente. A medida que avanzaba en su cultivación personal, guió e inspiró a sus súbditos a cumplir con sus familias y a vivir uno junto al otro en armonía, mientras que los ministros trabajaron en cooperación e hicieron grandes logros bajo su gobierno. La miríada de clanes estaban al unísono y Yao recibió del cielo la Tabla del Río Amarillo y la Inscripción de Luo, la cual se utilizó para adivinar el auge y la declinación de las dinastías que estaban por venir.

El Río Amarillo cambia su curso. Imagen Ilustrativa (Ma Yuan/DominioPúblico/WikimediaCommons)

El emperador Shun continuó el gobierno virtuoso de Yao, educando a la gente común con la moral, llevando a cabo su administración con misericordia y manejando la casa de acuerdo a los principios de la piedad filial. Estableció reglamentos para el gobierno y un código penal para castigar y reformar a los infractores, antes de abdicar al trono en favor de Yu y completar la cultivación espiritual. Shun recibió la admiración de las generaciones posteriores y la ética que fomentó, se convirtió en el estándar para la interacción humana.

Yu el Grande sometió la gran inundación y estableció los Nueve Estados. A principios de la dinastía Xia, finalizó la creación del reino chino y su cultura inspirada en lo divino. Bajo su ilustrado gobierno, el sistema de orden de Yu llegó a regiones remotas y desoladas. En esta legendaria época, la gente reverenciaba el cielo y cultivaba su calidad moral. Siguiendo el consejo de los que alcanzaban el Tao, podían obtener inspiración de los dioses y lograr milagros en tiempos de inimaginable tribulación.

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