Miss Mundo Canadá explica desde Hong Kong cómo intentó entrar a China

27 de Noviembre de 2015 11:29 AM Actualizado: 27 de Noviembre de 2015 11:32 AM

HONG KONG – El plan de Anastasia Lin al pasar por Hong Kong no era crear otra tormenta mediática; pero eso es precisamente lo que ocurrió cuando las autoridades de la provincia china de Hainan le negaron la entrada a la ciudad de Sanya, donde se está llevando a cabo el concurso de Miss Mundo.

Anastasia es una abierta defensora de los derechos humanos en China y practicante de Falun Gong, una disciplina espiritual que es perseguida en su tierra natal hace más de 16 años.

En mayo pasado fue coronada Miss Mundo Canadá, lo que significa que debe representar a dicho país en el concurso internacional. Pero una vez que se supo que la final se llevaría a cabo en China, comenzó la controversia sobre cómo reaccionaría el Partido Comunista Chino, deseoso de prestigio internacional pero a la vez implacable en la persecución a Falun Gong y otros grupos que Anastasia defiende.

Durante semanas las autoridades chinas permanecieron en silencio, pero Anastasia descubrió que su estatus oficial era “persona non grata” –es decir, que no era bienvenida– mediante una declaración de la embajada china en Ottawa. Esto fue mientras volaba hacia Hong Kong para luego hacer un trasbordo hacia la ciudad de Sanya, el 25 de noviembre.

Pero no pudo tomar el segundo vuelo porque un funcionario de inmigración chino le informó –mediante una llamada telefónica coordinada por la aerolínea Dragon Air– que no se le permitía la entrada al país.

Miss Mundo Canadá en conferencia de prensa en Hong Kong, 27 de noviembre de 2015.  (Pun Choi Shu/La Gran Época)
Miss Mundo Canadá en conferencia de prensa en Hong Kong, 27 de noviembre de 2015. (Pun Choi Shu/La Gran Época)

Por eso, la mañana siguiente dio una conferencia de prensa en el Regal Airport Hotel de Hong Kong para contarle lo sucedido a algunas decenas de periodistas –locales e internacionales– que colmaron el lugar. Anastasia los alentó a seguir presionando a las autoridades chinas por cómo lidiaron con su caso y con otros similares.

“Pregúntenle al gobierno chino por qué tiene miedo de una reina de belleza”, dijo Anastasia. “Pregúntenle qué tipo de precedente establece para eventos futuros”.

“Pero no se limiten a hacerles preguntas sobre mi caso únicamente”, agregó.

“Pregúntenles por qué no permiten que el abogado de derechos humanos Gao Zhisheng visite a un dentista después de haber perdido la mayoría de sus dientes por la tortura”.

“Pregúntenles por qué los hospitales chinos realizan decenas de miles de trasplantes, aunque la donación voluntaria de órganos prácticamente no existe y el número de ejecuciones oficiales en China está lejos de alcanzar para suministrar tantos órganos”.

“Pregúntenles por qué no confían en que su pueblo pueda leer información sin censura”.

Los periodistas le preguntaron sobre los aspectos técnicos de su intento por llegar a China (intentó aprovechar una cláusula que permite otorgar “visas de desembarque” a personas de ciertos países, incluyendo Canadá, al llegar a Sanya); también le consultaron si había recibido apoyo de la organización de Miss Mundo (en general no han hecho muchas declaraciones, aunque ante Reuters sugirieron que podría participar el año que viene); y qué relación tiene con Falun Gong (ella practica la disciplina tradicional, que incluye meditación y enseñanzas morales. Sus practicantes son perseguidos en China desde 1999).

En una entrevista con CTV, una televisora canadiense, la noche anterior a la conferencia de prensa, le preguntaron quién había cambiado más desde que ella dejó el país a los 13 años de edad, si China o Anastasia Lin. “Yo definitivamente cambié mucho”, dijo. “En China, nos educan de manera que el Partido Comunista sea nuestro familiar más cercano. Incluso llegué a difundir propaganda contra Falun Gong y los tibetanos”.

“Pero después de llegar aquí [Canadá], mi mamá comenzó a enseñarme cómo piensa el mundo occidental. Allí fue que empecé a abrir los ojos a todas estas historias diferentes”, dijo Anastasia, ahora convertida ella misma en una de esas historias.

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